Algunas veces me pregunte cómo entender a una mujer, sin conseguir respuesta vuelvo a los mismos errores, me río de mi y de mi pizca de paciencia; sin embargo, una parte de mi aún apuesta, sin temor a perder. Conocer o conocerte, buscar lo alguna vez perdí o nunca encontré... perderme en tus oscuros ojos y por fin comprenderte tal ves...me cargas de duda en duda, de dolor en dolor, quizás no exista excusa alguna para poder definir lo que siento hoy...Llame mías a sus promesas, cuanto podría reírse de mi. Es muy tarde, comprendo que las palabras no tienen dueño, ni valor. El valor de las palabras suele ser la verdad?... El dueño de las palabras sera el tiempo?
Al final solo nos mirábamos, sin entendernos... Eramos dos desconocidos, dos personas que por el azar compartían el mismo insoportable espacio.
Qué palabras decirle?
Qué sentido tiene?
Al final te he conocido tan claro como mi reflejo, ya no eres más mi inerme sombra que busca una luz para ser. Ahora eres esa claridad que de nutrirse de mi se hastió y busca ser de nuevo una sombra.
Es el nacimiento una apuesta y la muerte un silencio. Quizás por eso ahora le dedico mis silencios a él...absurdo pensamiento que se encuentra en viejo libro que poco me ayudo a entender.
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