Su amor había sido como casi un sueño que perdí cuando desperté y me di cuenta que no te tenía para abrazarte, para decirle que ese corazón era solo mío. Fui perdiendo la ilusión de atrapar otra vez su amor, cada vez era más difícil bajarme de las nubes, cada vez se me hacía imposible pedirle una oportunidad.
Desde que me fui nadie me pudo decir que el amor no era injusto, que las estrellas ya no alumbran el cielo, que cada noche uno se adueña de sus sueños, que no hay amor que rompa una vida en mil pedazos, nadie me podía decir que yo no lloraba por ella, que no dejaba de pensar en el último beso.
No sabía si era más difícil ser su amigo y vivir en un mundo donde ella se me iba de las manos y ver los sentimientos de los que alguna vez me adueñe, robados por otra persona o dejar que nuestro destino fuesen simplemente dos mundos que alguna vez llenaron sus vacíos.
Creo que ese dilema siempre lo estará pensando mi corazón.
No hay comentarios:
Publicar un comentario