El sonido de un pensar permanente,
despierta al fuego tranquilo de una paciente lampara
que alumbra ahora con su baile
a un ser divino, poderoso.
Baila y baila dando resplandor
a la morada del Señor
que resplandece ante tu pequeña luz
oh pequeño dansarin, inquieto y alegre
guardián del Señor.
Solo con mirarte, vivo y luminoso
me provoca envidia
porque mi llama ya poco alumbra,
ya no destella y quizás pronto llegue a su final
como la danza muerta que un día existió con él.
Solo me queda sentir el placer
de ver a quien iluminas siendo yo solo un ciego
que quiere ver.
No hay comentarios:
Publicar un comentario