
¡Vete sombra pasajera, olvidos de mis recuerdos!
y vuelve sin oscuridad y sin remordimiento, alimentando la soledad de mi vida...
envolviéndola en tus verdes hojas de sombras y más sombras en el viento.
¡No te obligo! solo te recuerdo que te amo y que te odio
que te llevo en mis pensamientos, tempanos cálidos de tenue luz que como el agua no se distingue
en un mundo que de desmorona, sin Dios y quizás sin esperanza ni salvación
a causa del odio de los hombres que nunca conocieron el amor.
Adiós sombra amada, vete con el viento y unete a las demás
plegarias que cubren el universo, vacío y oscuro
estrellado y sin recuerdos.
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